viernes, diciembre 05, 2014

Una expectativa

Te diré que lo anhelé toda la vida,
trepando hasta allá arriba,
esa cúspide de labial
recién pintado.

Recién pintado.

Que cayó una expectativa
en cuanto me ensucié
con esa pintura,
y lo intenté ocultar.

Que cayó una expectativa.

Un movimiento me deja
esperando recogerla
o ahogarme con ella

y la tomo pero pesa,
pesa y entonces nunca supe nadar,
antes sí,
entonces no,
nunca supe nadar,
nunca supe medir lo que sabía y lo que no.

Y entonces se ahoga,
una expectativa se ahoga
y me ahogo con ella,
pero no soy mártir,
sólo no supe subir,
no pude, tampoco.

Me sé todos los comentarios
y sugerencias posteriores
(esas sí que me las sé)
y créeme,
te suplico que me creas
que ninguna de tus luminosas ideas
me sirven, no a mí.

Pero da lo mismo,
si yo sé que da lo mismo:
ese desgaste adicional
no trae un gran premio para ti.

Cada vez que el agua me expulsa
relleno esa piscina
con mi propia frustración.

miércoles, octubre 29, 2014

Aún no hablan de amor

No tengo problema:
se besaron,
todo parecía muy pauteado,
pero no podían acordar
más naturalidad. No así.

Se frenaron un poco,
uno prendió un cigarro,
no recuerdo cuál ni quién,
el otro no fumaba,
pero no fue incómodo.

Las bocanadas parecían
ser un segundo aire,
el punto tóxico
necesario para empujar
un poco a la lujuria,
de acordado menosprecio
hasta su tradición,
pero se deseaban,
y mucho.

Ya sin ropa,
el pudor se encargó
de alejarse por su propia cuenta,
hoy es otra cosa,
y creían haber entrenado lo suficiente.

Tantos toques exactos,
puros, naturales y torpes,
marcaron, por fin,
un orgasmo;
tan hermoso como efímero,
pero qué más da,
si de tanto porno
ya se olvidaban
de quién los
acompañaba.

Y de tanto porno
volvieron a verse.

Aún no hablan de amor,
pero sí se satisfacen
con un bien
buscado y manipulado por igual:
la sinceridad

Romántico

Te propuso no mirarte más
el poto,
progresista, te veré a los ojos,
pero no sabe en realidad
mirar a los ojos.
Sólo es un enunciado
romántico.

Hay muchas respuestas
por defecto en el intertanto,
y él cree saberlo,
pero no por nada
acabaron acá, en un
patio de comidas.

Compartieron la bebida,
dejaron un poco
porque dijeron estar satisfechos,
él quería mirarte las tetas,
ya las había visto.

A ti igual no te molesta,
pero esa es otra volá.

No es progresista

martes, octubre 28, 2014

Evasión

Cada paso,
cada peldaño,
cada suspenso
que jugaste, que jugaron
para evadir;

ya no sólo la micro
y el metro, cuando están osados,
sino que leyes universales,
brumas de un día caluroso.

Confunde,
ya no sé si leiste
a Foucault o
a Lipovetsky,
o malinterpretas
una novela romántica,
tan patética
como un aleteo UDI.

Hoy no nos toca
hablar de política
porque disfrazamos
nuestra condición de pajeros
con un supuesto miedo,
¿miedo a qué, hueón?
Pero evaden,
ustedes evaden,
y van de la mano,
y no se creen
punks,
no son anarcos,
no son de la jota,
pero evaden.

Y vuelan, buen lejos,
pero no son libres
y no los envidio,
me quedo con
mi pedazo
de mierda.

Y la disfruto
como pocos.

viernes, octubre 24, 2014

de noche

Como si fuera poco no despertar solo,
como si pudiese olvidar esa caminata,
como si creerse el cuento no hubiese sido glorioso.

La mitad de mí quiere que no me escuches,
y es mejor que no me escuches.

Las luces prendidas toda la noche,
más que un accidente,
la mejor premonición posible.

Sonrisas al pie del local,
una vuelta antes de lo presupuestado,
hacer tiempo dará lo mismo
pues la sonrisa no se borra.

La cuenta a fin de mes, da lo mismo;
de ahorro nunca aprendimos.

Casa al pie

si cae esa roca en nuestra piscina
y nos desmorona todo ese armazón
barato que quisimos ignorar
a pesar de las dudas será fatal,
nos culparemos unos a otros

y olvidaremos lo importante:
no nos gustan las piscinas.

Pero en retrospectiva,
peor fue la decisión
de erguir la casa al pie del cerro.

los accidentes

me gusta cuando los accidentes
opacan mis instintos suicidas,
y la gente que llora en cada una de mis muertes
cree que es una lástima
que todo haya terminado así.

Es como el último engaño posible,
yo ya me fui, eso ya está claro,
pero no fue mi culpa,
o tal vez sí, no lo recuerdo.

Ni siquiera sé si me gusta de verdad
o me decepciona levemente
no haber sido capaz siquiera
de llevar a cabo
el único derecho
que pudo depender de mí:
mi muerte.

No, en realidad no me gusta,
resucitaría y planearía un plan de extinción
eficiente, que nadie se culpe,
que todos queden tranquilos...

pero para entonces
al haber vuelto me habría enamorado otra vez,
y tendría una segunda idea
de supervivencia
que prefiero no juzgar.

martes, septiembre 30, 2014

enjoy

Cuando sube la marea
y estamos desparramados
no pescamos,
nos quedamos ahí y esperamos que ya sea demasiado peligroso.

Y nos dio frío en un lapsus,
en una bocanada aleatoria,
un golpe de sal a la yugular.

Y el mar nos dejó aturdidos.

Nos sentamos en las tablas
al borde del paseo peatonal,
conversamos acerca de si había salsa de tomates
para volver a la casa
y comer, bien tarde
poniendo una radio al azar
(pero no tan al azar).

Pasaron semanas,
y por más que nos bañamos
todos los días
la arena y la sal no se iban,
la espuma en el pelo,
se siente
pero no es incómodo,
es más bien una sensación
agradable.

Y un abrazo por la espalda,
no sé si podría existir algo mejor.



Ah, sí... en la radio suena
'Enjoy the Silence'.


Y una sonrisa cómplice.

Una taza de té se enfría,
una mano tibia no logra cumplir
las expectativas,
nadie sabe quién
normó esas expectativas.

Una taza de té, helada;
una mano fría que logra cumplir
su camuflaje con el fondo
congelado, al borde del hielo,
un trozo de carne cualquiera.

Una taza de té hirviendo,
cayéndose en la mano helada.

Una taza de té ignorada
en medio de un mar de gente.

Una taza de té sin té.

viernes, agosto 08, 2014

La casa en la playa

Y de repente un fuerte estruendo
azotó nuestra casa en la playa
(como si tuviésemos una)

Lunas cayendo,
llantos conmovedores,
bomberos que no llegan
(y que no llegarán)

Como si esa última palabra
la hubiésemos firmado
con ganas fluorescentes
de matarlos a todos,
con ganas de figurar.

Como si todo alguna vez
se jactara de un respaldo
una luz lejana de confianza
llamado futuro.


Cuando dejamos de pensar
en el siguiente paso,
nos compramos una casa en la playa,
con acceso al mar,
a los bomberos,
a las lunas,
y a los llantos conmovidos
por tanto aprecio.

miércoles, julio 16, 2014

las últimas gotas

Las últimas gotas de la botella
cayeron en el vaso de cortesía
que nadie usó,
todos estaban de luto,
todos eran políticamente correctos
y se rehusaron a invadir
aquel vaso ajeno.

Y la persona adjudicada al premio nunca apareció

así la gente creció
con una espina permanente
y penetrante en su memoria,
todos tenían mejores ideas
para esa historia,
pero nunca nadie se atrevió
a contarlas.

Las gotas jamás se evaporaron,

dicen que esa evidencia
es más fuerte que cualquier
quemadura de cigarro,
un chupón asesino
o una caída intrépida
buscando imitar a la sobriedad
en la pista de baile.

causalidad

No es que tenga algo que ocultar,
ni que tenga un plan afín
pero perfectamente pudiese ser así.

Tampoco es que uno espere
una bomba en la zona más pacífica del mundo

igual no estaría mal
volver abatido una mañana tranquila,
golpeado por la mayoría
pero con un trofeo indeleble;
una huella más que un recuerdo
audiovisual.

Y cachetadas y rumores falsos
que no eran falsos,
historias cíclicas y errores infantiles.

Que el nombre sea
más que una estadística
y que la estadística sea más
que un predictor

y un abrazo con las peores intenciones
de hacerte la más feliz de tu planeta

y que no sea la última vez

jueves, julio 10, 2014

Relativizar

Pocas veces se había sentido
tan aterrado
como cuando vio caer ese asteroide.

Era pequeño, claro está,
y ni siquiera era el primero
que veía en su vida
pero desde que le hicieron
7 goles a Brasil
empezó a relativizar todo.

lunes, junio 30, 2014

y así es como prefiero creer que fue una droga

No sé si fue necesario una droga,
ya ni me acuerdo,
pero me perdí,
me fui a la mierda
en cuanto puso un pie en la sala.

No sé si fue un cuchillazo,
una cachetada
o un abrazo,
pero me perdí.

Los animales poco evolucionados
siguen cayendo en las trampas
de los cazadores con mucha regularidad,
incluso si esa trampa
es más un juguete inocente
que un arma perversa.

Entonces acá no hay culpables,
sólo hay una inocencia de mierda
que te aporrea mil veces
y te lanza bien lejos,
te quema bien adentro en los órganos,
te agarra las bolas
y te arrastra hacia las rocas
donde te llega una ola
en día de marejada

y ahí esperas como huevón
que llegue una patrulla a rescatarte

tú avergonzado, ellos pensando en tu estupidez
y tú sabiendo que volverás a ese lugar.

Y así es como prefiero creer que fue una droga.

Aunque ya rehabilitado,
no me queman las manos
por volver a quemarla.

martes, junio 24, 2014

¿Cómo?

Esta noche está demasiado fácil,
si miramos hacia atrás no encontraremos nada,
pero sabemos que queríamos llegar hasta acá

un poco de malos tratos
y de recuerdos vagos,
de dinero y de deudas,
de estancamientos, de desesperaciones,
de huidas, de resignaciones.

Se siente incapaz
de despejar una duda

¿y si sólo nos preocupamos
de bajarnos bien de la micro?
No caminar de más,
no mirar a la gente a los ojos,
no querer matar a todos,
no volver a prometer nada
que sabes que no recordarás.

Una segunda idea
que no te movió como querías.

Abdicar

No se puede esperar tu abdicación,
sólo ataques kamikazes,
sólo buenas intenciones (aunque mezcladas con los juegos bélicos).

Y un par de explosiones más allá
encontramos el amor.

No sé si te gusten las dictaduras,
pero lo que estás haciendo
es lo más parecido a una de ellas.

Y no lo haces a propósito.

sábado, junio 21, 2014

Un lugar más lógico de lo que crees

El infinito siempre dependerá
de un cuerpo finito.

Es mucho más que egoísmo,
y es que no sé si realmente
una línea explique al mundo.

Déjame un lugar para creer
que hoy estuvo nevando
porque la nieve me hace feliz

mañana me da lo mismo
si en el día me hiciste feliz.

miércoles, junio 04, 2014

porque sí

Permíteme cederte el asiento,
pagarte el pasaje,
protegerte de todos los golpes
que conlleva el sentarse al lado del pasillo
y no abrumarte.

Deja que te haga un masaje
y que pare si te duele,
no hablarte si tienes sueño,
mirarte cuando me mires,
sonreírte sin que me lo pidas

Dame 3 segundos al día
para recordar por qué me enamoré de ti.

Dame espacio para un cliché,
para mandarte una carta
después de estar toda una noche
midiendo mi caligrafía
y que te explique lo que ya sabes
y que es bueno recordar.

Permíteme sorprenderte e interrumpirte
cuando no pueda soportar
tus labios lejos de los míos,
y no reírnos porque eso sonó muy mamón,
por ser tan melosos,
sólo dejarnos llevar...

Estar un poco más allá,
devolverse, ser comunes,
mezclarse y destacar una vez,
silenciarse, reírse, marcharse
y comerse un completo en casa viendo una serie.

Y en una de esas,
quizás hasta nos pongamos a estudiar.

El canal

La vista vacía,
la cabeza mirando el suelo...
nunca estuvo tan lejos.

Se demoró años
en dimensionar la cantidad real
que separaba su comodidad
de ese suelo tan turbio.

No supo si reír o llorar.

Prefirió llorar,
y como una calumnia
se expandió por todo el sector.
El suelo parecía alimentarse,
gustoso, de lágrimas.

Regadas por todas partes,
nunca se secaron.

La vista vacía y seguía inmóvil
ya muchos años después,
el suelo ya había modelado su propio caudal:
un canal se había llevado
su propia esperanza.

Ariel

Pocas veces te motivó algo más:
una foto ocasional
menos de un segundo pasando frente a el.

No sé si atribuirlo a su erotismo
o a la vulgaridad.

Pocas veces lo meditaste tanto,
lo recordaste tanto y tan perfectamente
que te sentiste enfermo.

No sé si fue fugaz
o realmente eterna.

Pocas veces te llamó a buscarla,
hoy tampoco fue el turno
pero creíste querer escucharlo, y fuiste.

Y entonces chocaste contra un pedazo de plástico
(no seamos egoístas, quizás en algún momento tenía algo de vidrio),
como miles más,
con más tanques,
con más ánimo,
con mayor estabilidad.

Pocas veces quiso escribirte,
hoy se sintió obligado.

Todo por ese segundo
ese pedazo al descubierto

bendito pedazo

maldita ilusión

lunes, mayo 19, 2014

Cañas de vino

Esperaste a que sonara un blues,
quisiste terminar a la vieja escuela.

Buscamos un bar de viejos,
con cañas de vino,
donde la ley aún no llega
y pudimos fumar
sin la mirada de nadie.

Más bien era un bolero,
no quisimos bailarlo.

y así fue el último.

martes, mayo 13, 2014

La lienza

Cuéntale que nos caímos
que tropezamos a propósito,
volamos unas cabezas,
que extrañamos eso,
eso que reniega.

Que no fue un error,
que se cortó la lienza
y habían depredadores,
fue mala suerte
que la llame como quiera.

Que ser activista
no te salva del promedio,
que ya nacerá otro,
que la espera será larga,
no le pongas nombre.

Cuéntale que lo vimos caer
y que nos dio risa,
no pudimos ayudarlo
cuando estaba devorado
nos seguíamos riendo.

Permíteme fingir un llanto
hablar en su funeral
desmayarme en su iglesia
que me consuele una desconocida,
y que algo de eso no sea ficción.

Que algo no sea ficción

y despertar decepcionado
con ganas de cortar la lienza
llamar a los depredadores
reírnos y pasar desapercibidos,
llorar y fingir en tu tumba.

Que la culpa occidental
me haga más odiable,
que los viajes sean más sufridos
y la memoria me falle.

Que la memoria falló,
que algo no sea jungla,
clima templado,
lluvia permanente,
un café en su cabaña
(sin risas).

sábado, abril 26, 2014

Exclamaciones

Toda una era que vimos pasar,
oh, exclamaciones que no perduran,
que no se exclaman y que no se lanzan,
haciéndonos parecer más aburridos,
haciéndonos perecer más atribulados.

Y por si no fuera poco,
oh, dudas que llegan tarde,
ya habiendo firmado y perdido todo,
siendo el general de la misma muerte,
siendo el general de su propia muerte.

Un cigarro,
otro más
y así dan,
como si fueran caros.

Oh, exclamaciones que siguen perdidas,
que apostaron en la última ruleta,
que no midieron consecuencias,
que ya nada los impresiona.

Una línea,
otra más
y así, duros,
como si corrieran.

Flashback (la piñata)

Si entonces ya no caía nada
la vida tuvo cierta justificación
en dejar de creer en la gravedad.

Mas aún,
demostrando que al vaso sí le quedaban gotas,
y que además quería beberlas,
esa pausa terrorífica
le daba más razón aún.

Al momento en que se imaginaba
recibiendo el nobel refutando
a uno de sus ídolos más antiguos
le cayó el chorro de una manera potente,
dejándolo casi ciego

e intuitivamente dio un golpe a la nada,
rompiendo la piñata
y desatando el furor de los invitados.

Ya era demasiado tarde.

O demasiado temprano.

martes, abril 22, 2014

Del día que llovió

Olvidé que llovía
y que no tenía lucas para un paragua.

Entonces, era el día más brillante
que tenía en meses, tal vez años.

Casi por primera vez
decidí escribir la mejor de mis ideas
en un papel, sin elegancia.

Entonces corrí (como nunca),
por la avenida con la hoja en la mano,
seguro de que triunfaría
y que podría renunciar al fin
a toda mi acostumbrada mediocridad.

Como corría,
y debido a la poca costumbre,
tropecé torpemente
y como la municipalidad
no limpia el alcantarillado
el papel se esfumó rápidamente;
y la mala memoria que me acompaña
como una racha interminable
no me ayudó a re-escribir nada.

Y así fue.

Un sobre

Por eso es que dejamos de escribirnos,
cuadernos habían de sobra,
pero de momentos lo que más teníamos
hoy brilla por su ausencia.

En algún sobre nos mandamos
la motivación que nos quedaba
(que era mucha, podemos decirlo).

Para qué hablar del servicio postal,
otra mierda más.

lunes, marzo 10, 2014

La quebrada

De pie y en la quebrada
hay un humano, quieto,
hay tres perros con ganas de destruír,
hay basura a su alrededor,
la gente que pasa por la carretera no los ve
y tira su basura,
ellos no la eluden, las reciben
y pierden más y más partes.

En este lugar del mundo no hay cuervos
que saquen los pedazos de a poco,
complementando el sufrimiento explícito;
pero hay gente morena que discrimina
a los apellidos indígenas,
sólo porque tienen apellidos españoles,
porque claro, los españoles que llegaron
eran todos unos genios.

Entonces los perros empiezan a correr,
uno se caga de miedo y corre también,
se saca la mierda como cinco veces,
tiene las manos más rojas que el cielo
enrarecido de ese día
e intenta gritar pero no le sale,
corre como nunca,
empieza a recordar los bigotes
y los dientes blancos de los profesores
de educación física y no les guardas cariño,
aunque tampoco rencor,
estás a punto de rendirte,
el cerro parece irremontable
y las quebradas parecen echas a propósito
por pequeñas piedras que crecen
a medida que uno las va pisando.

Y uno se rinde,
llora y se acuerda de todos los dioses
(porque hace cinco años recibe
las críticas de su familia por
no seguir sus cultos),
que pide perdón,
que se va a convertir,
que llora de verdad,
que lo ama.

Y el perro llega y la palidez
con el que lo enfrentas
es exagerada, exageradamente evidente,
tiemblas como nunca
y entonces el perro se abalanza
hacia ti y te lame la cara y te mueve la cola,
o algo así, porque no está completo el pobre perro,
pero cuando te das cuenta
lo ves como el perro más hermoso
que nunca viste.

Intentas llevártelo a casa,
mientras el humano (o humanoide)
que ahí estaba ya no está,
te da un poco de miedo, pero entre tanto
movimiento de cola y efusividad
se te olvida todo.

Empieza el tráfico unos 30 metros más arriba,
la gente no te ve
y tira su basura,
algunos follan ahí,
otros prenden sus luces de neón,
esas que no sirven de nada
pero dan respeto,
supuestamente.

Te desesperas,
intentas gritar pero no puedes,
entre tanta basura caen más perros,
tú los recoges, y vuelves a inmovilizarte,
los perros te aman,
tú también los amas.

Entonces te quedas ahí.

De vez en cuando alguien baja a inspeccionar
si hay algo de basura
que se puede re-vender,
ponerle un sello verde
y ser recicladores de esos que son héroes.
Tú los miras,
cuando alguien intenta pegar una patada
saltas y matas, sin piedad,
que acá no hay reglas,
que ya no te buscan.

martes, marzo 04, 2014

Temblor en la casa de cultura

Tembló todo el día,
nadie sabía que hacer,
el diario metía más miedo,
de un momento a otro
en Valparaíso todo parecía
estar a punto de caerse.

La gente debatía
entre quedarse en casa
o caminar todo el día sin rumbo
por miedo a morir atrapado
entre sus pertenencias.

El miedo terminó por
jugar a favor del encierro masivo.

En los cerros abundaban
las antenas digitales,
pero todos veían los canales nacionales.

De un momento a otro,
la torpeza, la farándula,
el machismo y el fatalismo
abordó aún más (si es que eso era posible)
en el ciudadano promedio.

Hubo una segunda dictadura,
los hijos no buscaban educarse,
los padres abandonaban el hogar,
los hospitales estaban abarrotados
sólo con gente con problemas estomacales.

Nacían más y más niños,
volvía a temblar,
la gente no aceptaba su suerte,
se llenaba de rezos,
hervía en esperanza,
pero nadie la aplicaba.

Entonces vino una ola gigante,
que nuevamente no previó el SHOA,
y mató a todos aquellos que la esperaron
dentro de templos y salas
con paredes livianas y delgadas.

No hubo moralejas ni enseñanzas,
sólo una historia más
para la televisión abierta
y la gente que vive encerrada
que perdió sus antenas satelitales

martes, febrero 25, 2014

Casi todo

Precisamente a eso me quiero referir,
porque antes no me atacaba tanto,
porque sí,
porque todo lo anterior no los atacaba tanto.

A eso,
lo que renegaron un par de veces
y las luces que se apagaron
casi sin haberse usado.

A esa falta de paciencia,
a ese muñeco tirado,
a las flores secas,
a los perros con hambre.

Precisamente a eso,
a que les faltó apostarle
un poco más a la muerte,
a que no hay muchos precios razonables,
que la histeria a veces vuelve
y que no hay más cuentos
que contarle a los niños.

A que no hay niños,
a que ya no se ríen de nada,
que ya no ayudan,
que ya se divorciaron.

A la división de generaciones,
a la falta de memoria,
al abuso del perdón,
al activismo pasivo.

Precisamente a eso.

a un accidente

Una alfombra larga,
sin glamour,
unos gritos guturales,
algunas estrellas
que ya no iluminan nada...
es un paseo por el techo
de su casa, ahora.

Huele a un cuadro de sexo reciente,
a un accidente,
a un desenfreno casi religioso,
con sentido,
bien escrito.

Esos ataques predecibles,
de esos que todos niegan,
pero lo piensan.

martes, enero 28, 2014

Salimos con estilo

Juguemos un rato a saludarnos,
estamos re-lejos,
pero da lo mismo,
nos conocemos bien,
sabemos lo que hacemos
mientras tanto.

Extrañar es un verbo difícil
cuando se vive
más que cuando se conjuga
o cuando se supone,

igual sabemos que soy pésimo
estimando cosas,
así que debe ser culpa mía.

Somos más reales
que todo lo que vemos,
a veces los clichés nos atacan,
pero salimos con estilo.

Amar es una estimación irregular,
si es que es vacía y nada más que sólo 'amar'.

Admiración.
Admirarte.
Animarnos.

Cami-la-ave

Camila es una niña que vuela,
es libre, es más que un gorrión
o un zorzal, o una golondrina
o el pájaro que aparece y desaparece en el jardín
en días al azar.

Vuela, a veces tambaleante.
Sí. Vuela, no corre,
cae libre
como de repente,
pero cae con estilo
y en lugares correctos.

Vuela y no es presa del viento,
sabe que en algún momento
puede ser un pingüino,
y eso no está mal.

Al día siguiente

El mar atropella, la luz
que te espera al día siguiente,
la muerte perfecta,
se evapora la hazaña,
la espuma rejuvenece
hasta el más tierno deseo,
la juventud implora
ser comida al otro día,
como nunca,
cuando era renegada,
la flojera mal pensada,
todo eso,
tal vez un poco menos,
el mar lo atropella.

La luz que te espera al día siguiente
no te encuentra,
se va a nuevos lares,
remotos,
pasados,
prensados.

Riquelme

Trenes pasan a cada rato,
son más de las 12,
estamos ebrios;
las escaleras exclaman
con justa razón clemencia,
nuestros pasos son martillos
que caen libres, sin control,
asesinos de ideas.

Pobres hormigas.

Pobres arañas.

Trenes pasan toda la noche,
son casi las 2,
ya están a punto de abrir;
la botillería cerrada,
la clemencia sudada en alguna esquina
pasada a sexo
(antes estaba pasada a orina),
la dignidad que se evalúa
recién al otro día,
o al siguiente, o al siguiente.

Pobres viejitas.

Pobres evangelizadores.

Ya son las 6
y por aquí no pasan trenes,
hace 30 años quizás,
para qué hablar de la dictadura
si siempre hay un viejo culiao o una vieja culiá
que llora.

Esta es una calle rara,
ya no sé si estamos sin ropa
por el alcohol o porque nos asaltaron.

Los laureles

Dormí entre laureles
casi 10 segundos seguidos.

Tenía sueño,
no habían pacos.

viernes, enero 03, 2014

nosésidebanesperaralgodemí

Probablemente no esperen nada de mí,
no sé si debieran esperar algo de mí.

No sé si deba escribir de mí.

Le pongo un precio a mi final,
no es alto,
pero es provisorio,
pero es de hace tiempo.

La playa de moda
está a la misma distancia
que la isla lejana
donde queda poca comida
y un silencio cada vez más incómodo
y me da pánico nadar
y estar al medio
pero estoy al medio.

Muchas cosas me dan pánico,
como terminar las