miércoles, junio 04, 2014

El canal

La vista vacía,
la cabeza mirando el suelo...
nunca estuvo tan lejos.

Se demoró años
en dimensionar la cantidad real
que separaba su comodidad
de ese suelo tan turbio.

No supo si reír o llorar.

Prefirió llorar,
y como una calumnia
se expandió por todo el sector.
El suelo parecía alimentarse,
gustoso, de lágrimas.

Regadas por todas partes,
nunca se secaron.

La vista vacía y seguía inmóvil
ya muchos años después,
el suelo ya había modelado su propio caudal:
un canal se había llevado
su propia esperanza.

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