sábado, abril 26, 2014

Exclamaciones

Toda una era que vimos pasar,
oh, exclamaciones que no perduran,
que no se exclaman y que no se lanzan,
haciéndonos parecer más aburridos,
haciéndonos perecer más atribulados.

Y por si no fuera poco,
oh, dudas que llegan tarde,
ya habiendo firmado y perdido todo,
siendo el general de la misma muerte,
siendo el general de su propia muerte.

Un cigarro,
otro más
y así dan,
como si fueran caros.

Oh, exclamaciones que siguen perdidas,
que apostaron en la última ruleta,
que no midieron consecuencias,
que ya nada los impresiona.

Una línea,
otra más
y así, duros,
como si corrieran.

Flashback (la piñata)

Si entonces ya no caía nada
la vida tuvo cierta justificación
en dejar de creer en la gravedad.

Mas aún,
demostrando que al vaso sí le quedaban gotas,
y que además quería beberlas,
esa pausa terrorífica
le daba más razón aún.

Al momento en que se imaginaba
recibiendo el nobel refutando
a uno de sus ídolos más antiguos
le cayó el chorro de una manera potente,
dejándolo casi ciego

e intuitivamente dio un golpe a la nada,
rompiendo la piñata
y desatando el furor de los invitados.

Ya era demasiado tarde.

O demasiado temprano.

martes, abril 22, 2014

Del día que llovió

Olvidé que llovía
y que no tenía lucas para un paragua.

Entonces, era el día más brillante
que tenía en meses, tal vez años.

Casi por primera vez
decidí escribir la mejor de mis ideas
en un papel, sin elegancia.

Entonces corrí (como nunca),
por la avenida con la hoja en la mano,
seguro de que triunfaría
y que podría renunciar al fin
a toda mi acostumbrada mediocridad.

Como corría,
y debido a la poca costumbre,
tropecé torpemente
y como la municipalidad
no limpia el alcantarillado
el papel se esfumó rápidamente;
y la mala memoria que me acompaña
como una racha interminable
no me ayudó a re-escribir nada.

Y así fue.

Un sobre

Por eso es que dejamos de escribirnos,
cuadernos habían de sobra,
pero de momentos lo que más teníamos
hoy brilla por su ausencia.

En algún sobre nos mandamos
la motivación que nos quedaba
(que era mucha, podemos decirlo).

Para qué hablar del servicio postal,
otra mierda más.