martes, mayo 13, 2014

La lienza

Cuéntale que nos caímos
que tropezamos a propósito,
volamos unas cabezas,
que extrañamos eso,
eso que reniega.

Que no fue un error,
que se cortó la lienza
y habían depredadores,
fue mala suerte
que la llame como quiera.

Que ser activista
no te salva del promedio,
que ya nacerá otro,
que la espera será larga,
no le pongas nombre.

Cuéntale que lo vimos caer
y que nos dio risa,
no pudimos ayudarlo
cuando estaba devorado
nos seguíamos riendo.

Permíteme fingir un llanto
hablar en su funeral
desmayarme en su iglesia
que me consuele una desconocida,
y que algo de eso no sea ficción.

Que algo no sea ficción

y despertar decepcionado
con ganas de cortar la lienza
llamar a los depredadores
reírnos y pasar desapercibidos,
llorar y fingir en tu tumba.

Que la culpa occidental
me haga más odiable,
que los viajes sean más sufridos
y la memoria me falle.

Que la memoria falló,
que algo no sea jungla,
clima templado,
lluvia permanente,
un café en su cabaña
(sin risas).

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