Me pierdo.
Entro al bar y me pierdo,
y el baño se ve lejano
y no hay escape que vea lúcido
ni cerca de la mesa.
¿Cómo llegué aquí?
Un imán que me llama a borrar
aquello que ha de suceder
y que no hace más
que tildar más aún
aquello que aquejo.
Y pueden ser penas de amor.
No lo sé,
si esto es amor
o fue amor
o que es el amor.
Como se dice, puede
resultar más fácil
ser un frío ser pasional
que un sensible sentimental.
O tal vez llegué aquí
y tengo todo
malinterpretado.
Sigo sin saber como salir.
¿Y qué diferencia hay?
Ya no quiero ver la puerta.
Es mi intento de holocausto
sentimental.
Y mientras intento ahogar
aquello que aquejo deja de aquejar.
Ya es tarde,
le ganó a mis propias ganas.
Y lento se ahogan
y pasan más y más
intentos de sobrescribir
las hojas manchadas,
y en días como hoy
no hay día.
Me encuentro.
Y estoy tirado al Sol,
secando el líquido
que de poco y nada me sirvió.
Le ganó a mis propias ganas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario