El mundo no es tan feo
como lo pintan las noticias
o lo cuentan los abuelos
o cuando celebramos matanzas inhumanas
con feriados nacionales,
o si elegimos personajes irrisorios
o caemos en el circo
cada vez que queremos
ver mujeres sin ropa
y hambrientas de sexo,
pero no caro.
No.
No es tan feo como
me decías que todo era una ruina
y que tú eras parte
de un círculo vicioso.
No.
No es tan feo como
cuando confundíamos felicidad
con inconsciencia consciente
de destrucción.
No.
Y todo sólo porque
en la mañana
me cambié los lentes.
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