Vueltas y más vueltas
a una pista doble de pedregosos
terrenos laicos y vírgenes
en lugares conocidos de
una ciudad cercana a la mía.
Pero en selvas protegidas
no me siento cazador,
pacífico conquistador
de nuevas especies,
aunque termine devorado.
¿Y si llueve aquí?
Benditas nubes, harán florecer
más inspirados vegetales
que podré llevar a la mesa
en un fin de semana de festejos.
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