En estas horas en que indiferentes
pasan los grados y las gotas de sudor
en frentes sedentarias y asoleadas
me parece todo igual a como nunca antes vi.
Donde todo y nada me sorprende,
y todo es predecible:
tengo calor,
y la mejor solución, no siempre
es la más evidente para ti.
Y aprovechemos de guardar un poco
para el frío que después puede que tengamos,
ese frío que compartimos con cada mirada
de indiferencia que respondo
para no quedar como idiota.
Y al otro día llueve,
no lo puedo ocultar, que hay nubes
de persecución por acá arriba
del techo falso de mi cuarto
ensangrentado de sentimientos.
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