jueves, julio 07, 2011

Nuestra ciudad de la furia

Rondamos la manzana aquella
donde perdimos todo lo que eramos,
donde la vida nos violó,
donde la vida nos abrió los ojos.

Prometimos no prometer nunca más,
prometimos nunca más,
prometimos nunca.

Perforamos igualmente,
hicimos papel picado
y lo tiramos del quinto piso.

A pasos hay una iglesia,
pero Dios ya no nos protege,
él está muy ocupado en su oficina,
hace caso omiso.

Es nuestra ciudad de la furia,
escuchábamos a Gustavo
con cierto desconcierto,
con cierta incertidumbre;
no nos verán volver
pues la memoria nos hizo una abducción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario