Mi billetera nunca fue de cuero,
dejémonos de hueás.
El cuarzo nunca me dio energía,
ni plata,
baños a luna llena y esas yerbas,
no pasó ná.
Nunca me salió un árbol
por comerme las semillas
de la sandía,
casi que me daba taquicardia
cada vez que me tragaba una.
Esto todos lo escriben
de manera diferente,
o de la misma manera.
No he cambiado nada.
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