El patriotismo en los tiempos del cólera
es tan peligroso como fácil.
La patria es la segunda madre,
todo cariño, sin embargo,
debe tener tintas racionales.
No perseveres las luces militares,
creciente es la culpa,
es fácil sentir que no es tal,
si sonríes de nervios,
obligándote a querer
sin querer queriendo.
Los gritos populistas son fantásticos,
no se necesita pensar mucho
para sumarse y morir de júbilo.
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