prefiero que me cuentes una vez más,
no me digas que morí como cualquier otro.
No es que sea demasiado cuico
para caer en un hospital público.
No es que sea demasiado pobre
para caer en una clínica en el centro.
No es que quiera morir.
Ya es ineludible,
lloramos más de diez veces,
treinta y seis y un poco más
si contamos cuando no lloramos juntos.
Todas esas tazas de té,
los panes con palta,
la radio prendida toda la noche,
las miradas al suelo.
No se apagarán,
¿sabes qué?
empecemos de nuevo
vencerla es fácil:
es cosa de decir 'detente'.
Seamos los escritores una vez más,
no hay lógica que nos detenga.
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