la sociedad nos decía que saliéramos a dar una vuelta,
así veíamos un grupo cliché
y las ventas que pretenden vernos
como los de la tevé,
pero con impuestos reducidos y con menos glamour.
en la otra esquina, con corona en mano y música electrónica
la sociedad creaba otro cliché,
entonado a coro, muy bien pronunciado
aunque sin afinación:
'que mueran los flaytes'.
no quisimos salir.
al entrar en juego la lámpara mágica,
jugamos con el genio
a gritar bien pronunciado:
'que mueran los flaytes'...
entonces, la parrilla
de los canales abiertos
se redujo a dos programas,
y los pronunciadores querían atención.
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