Acentos extranjeros
y siente crecer
entre tanto, su virilidad,
jura antes de atacar
sus veranos son interminables
entre palabras al azar.
Es el as de los profetas,
mujeres caen
más rápido
que sus prendas,
no es cuestión
de esperar,
crece el puente
entre relabes,
tampoco es cuestión de unificar.
Pronto a secas
con la espalda,
no se arroja
a la inclinada,
en serio,
no es fácil remontar.
Su espejo es de neón,
el reflejo no es ni ser
ni ultramar,
sólo resuena a lo lejos
un zumbido animal
clama de vez en cuando
un panteón,
recuerdos imborrables,
por muy arena que
flota en el viento,
no olvida las platas
que reposó en el
diván
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