En la sombra del árbol marchito
jugábamos a las promesas.
Estoy seguro que nunca
aprendiste bien el juego.
Tragaban monedas,
y el vicio nos llevaba a dormir
o eso creo, porque yo tenía los ojos cerrados
y no te veía a ti,
aunque te imaginaba sintiendo lo mismo.
Decías que apostabas,
mas sin vales gratuitos
no jugabas,
para no perder de tu dinero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario