Aprender a mirar otra vez,
sacando hasta el último instante de tus ojos,
agotando mis instancias,
terminándose el aire
ahí
en ese milenio
procuré memorizarme todo.
Pero no hubo caso,
entraba y entraba
y me perdía
y es que cada recuerdo era una nota nueva,
un instante de improvisación
de la piel, de mis manos,
de esa fe que te invade
cerca de un final.
Y me perdía,
me sentía pequeño.
Y pasa el tiempo y no lo memorizo,
me apeno por tener que mencionártelo,
pero no pude
me desconcentrabas.
Me desconcertabas.
Entregado al encuentro
de esa próxima vez
no existía indicio alguno
de querer irse
y así estuve
más milenios
perdido
Caminando me encontré,
sin plan alguno ni pasaje a otro momento
u otra fragancia,
decidiendo que era tiempo de aprender
a ubicarse ahí,
y que esos ojos fuesen el mundo
y que me permitiera viajar,
que me dedicara a mirar
todo por segunda vez,
y sentirse fluir por dentro
abandonarse
e ir entendiendo
que no es normal.
Pasado el milenio
volver y encontrarse un minuto después
en una atmósfera más tensa,
con una agenda ocupada,
con la cabeza en otro lado,
con esos ojos que nunca
sabrás si me encontraron.
Y digo 'hola',
y sonrío,
y no puedo parar de sonreír.
¿por qué tanta evidencia?
Dije 'hola',
nada más.
Por dentro me fui,
me escondí
como abandonado,
sin esa fe reciente
corriendo a una cueva,
corriendo a un matorral
a buscar esa entrada de luz
pa' poder asomarse
y seguir mirando esos ojos.
Y así estuve no sé cuánto tiempo.
No sé qué le habré dicho,
ni siquiera si le caí bien,
si es que fue más bien inoportuno,
pero miraba,
y aprendía,
miraba.
Sigo sin poder dibujarlos,
prefiero no explicar
lo que se siente.
Prefiero creer que no es real,
tal vez así los abrace.
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