dejábamos atrás al presunto homicida,
moría a lo lejos un pez que esperaba,
buscábamos ideales para explicar.
Y no partió como ilusión,
sólo corríamos.
se nos permitía olvidar,
se confundía sudor con lágrimas,
quedaban atrás las supuestas penas.
Nos colgaron los zapatos,
pero nunca jugamos.
nos mataba el impulso
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