Es propio del mito,
pero acá mantiene
una esperanza hasta el final.
Y a modo de prueba
se lanza a la vida,
con sentido y favor
de adrenalina:
el pequeño placer
de la muerte.
Y no.
No
murió.
Pero no era cierto,
y eso lo llevó
a no ser hombre
siendo un cuerpo.
El fénix
no es feliz
de revivir
siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario