Pinta dormido,
quizá con qué y dónde pinta,
pero pinta.
De la manera en que él no espere,
pinta.
No es un hobbie, tampoco
es su vida, ni su profesión,
es su tortura.
Saber lo que pasará,
seguirá siendo incompetente
para cambiar las cosas.
Y sigue sin saber
cómo dejar de hacerlo,
el pincel es tumor,
y no es benigno para él.
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