Sonreía sin compasión a la realidad,
no podía contenerse,
no logró poner en primera fila
a su pesimismo.
Su almuerzo fue digerido con culpa,
las papas fritas
le fueron explicando toda una historia,
no sabía mucho de nada.
Intentó evitar lo siguiente:
salir.
Su miedo al resto
se reflejó
en la mala campaña.
Sólo llegó a su casa,
solo llegó a su casa.
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