Viejos clichés, tomados de un antiguo tazón,
la receta de droga de la abuela.
Quizás en qué puta y mal parida época
daba resultado esta maldita sensibilidad
y aprehensión de la que se aprisionó
aquél día de calor, de sol.
En una esquina rescatando postes olvidados,
ha de rearmar el árbol,
ha de pasar otoño por verano.
No es navidad.
Es muerte sin su tercer día.
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