Hola... Siempre te encuentro
¿A dónde está mi espíritu de estudios?
Quizás en que parte están jugando, pero ahora no estoy ni motivado ni con la más mínima intención de ponerme a estudiar. Y bueno, lo importante es crear el momento más auspicioso para hacerlo. El hacer las cosas obligado, presionado, no lleva a un buen resultado. Pero tampoco es cosa de sentarse a esperar que lleguen las ganas por arte de magia y de la mano del ángel de la guarda. No es así.
Y siempre digo lo mismo. Calidad antes que cantidad. Y entonces llego al colegio y el mismo discurso en distintas bocas. 'Que son todos unos flojos, que tienen que estudiar todos los días si quieren ser algo en la vida, que no son dignos de este colegio'. Algo de cierto tendrán, dirán. Pero es imposible echarle la culpa a una de las 3 o 4 partes que existen en el tema. La primera, la más visible: los alumnos. La segunda y fundamental: La familia. Tercera: El colegio (docencia y ... eso) y cuarto, el Sistema educacional.
Muchas conclusiones ya se saca con eso. Un alumno además de presión y obligación necesita sentirse motivado por el estudio. Y esas 4 partes, más el entorno tienen que trabajar para eso.
Me queda rondando ese concepto de: Calidad antes que cantidad.
¿Es aplicable al amor?
En ese sentido tengo mi propia teoría. ¿Son válidas las experiencias? ¿Cuál es el número 'mágico'? ¿La tercera es la vencida? ¿Cuál es la definición de ese tan rebuscado concepto de 'amor'? No, no y no. El amor es un concepto universal. Pero eso que sea algo que todos conocemos, pero que nos lleve a discusiones al momento de elegir cuál es la mejor manera de definición o de encontrarlo. ¿Por qué? Simple. Al ser una humanidad tan diferente pero parecida al fin y al cabo, todos tenemos un concepto distinto y una manera distinta de enfrentarlo. Y es por ese mismo motivo que no existe ni existirá ni el numerito mágico de la suerte ni el medidor de experiencias a la hora de tocar las puertas de la nube donde nos espera el Amor.
Pueden existir personas que han pasado por miles de relaciones, pero que aún así no encuentran el amor y quizás, por qué no, no buscan el amor. Ven las relaciones como una imperante regla social en la que se ven inmersos y llevados por esa corriente, hasta el mar donde se hastían de todo, hablando sin sentir, incluso.
Existen personas que buscan toda la vida a su media naranja (me defino aquí) y no lo encuentran. ¿Por qué? Porque el amor no se presiona. Solamente llega, y sin aviso. Y puede que por eso sea tan placentero.
Existen esas personas que nunca creyeron en el amor, pero que les tocó la puerta, la abrieron sin saber quién tocaba y entró. Hasta el día de hoy está ahí adentro. Y se hace imperante su presencia.
Y así... existen tantos tipos de amantes como personas existentes.
Desperdiciado por fantasías... lo que querías huele a jardín.
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