Creo escuchar esa voz que pretende esconderse
atareada
por la expectativa
que la persigue.
Pero yo la quiero porque sí.
Entonces cae el silencio
aquel que me dice
sé lo que estabas haciendo
y yo que le digo
no me queda de otra.
Y así te van saliendo las palabras,
lento,
hasta que rodeo tres puertas distintas.
Una cocina
un dormitorio de visitas
la salida a la calle.
El azar me hizo escapar,
pero yo lo llamé misterio.
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